¿Habría que cambiarle el nombre al Hospital Maciel?

Alejandro Giménez Rodríguez

El asesinato de George Floyd el pasado 25 de mayo en Minneapolis a manos de policías locales tuvo repercusiones en todo el mundo, con manifestaciones de protesta por ese abuso de autoridad que culminó con la muerte de un ciudadano negro estadounidense. 

Contenido de la edición 12.11.2020

Allá por 1935, se estrenaba en Estados Unidos "Porgy and Bess", una ópera de tres actos del compositor George Gershwin basada en la novela de Dubose Heyward, en la que Porgy es un inválido afroamericano en la Charleston de la década del treinta del siglo pasado, que trata de rescatar a su enamorada Bess explotada por un proxeneta. La versión más conocida de esta obra es la interpretada por la voz de Ella Fitzgerald y la trompeta de Louis Armstrong.

El asesinato de George Floyd el pasado 25 de mayo en Minneapolis a manos de policías locales tuvo repercusiones en todo el mundo, con manifestaciones de protesta por ese abuso de autoridad que culminó con la muerte de un ciudadano negro estadounidense. Y ha reflotado el tema de la discriminación racial, que aún subyace en parte de la sociedad de la gran potencia del norte.

Desde la Historia, y a la luz de los sucedido, es necesario recordar cómo se produce la llegada de ese grupo étnico a América a partir de mediados del siglo XVI, capturado en la costa atlántica, en la zona de Guinea, y en la del Índico, en el actual Mozambique, traído en barcos negreros en condiciones en las que muchos no sobrevivían a la travesía, y vendido al mejor postor en los puertos del continente.

Mediante licencias que en Europa se otorgaba a las compañías, sobre todo inglesas, y llegando a los asientos, que eran los puertos autorizados para ese fin, luego de realizar cuarentena estaban prontos para la subasta.

En las colonias inglesas de América del Norte los primeros esclavos llegaron- a la zona de Virginia -en 1619 (hace 400 años), destinándose un 95% para las plantaciones del Sur y 5% en el Norte.

La Independencia de Estados Unidos en 1776 no cambia su situación, y hay que esperar casi una centuria, cuando la Guerra de Secesión (1861 - 1865) culmina con la victoria del Norte industrial, asalariado y urbano, contra el Sur, agrícola, esclavista y rural, Estados que se habían escindido de la unión y creado una confederación.

En 1862 se produce la abolición de la esclavitud gracias al presidente Abraham Lincoln, que en 1865 murió asesinado en un teatro por un confederado en desacuerdo con la decisión por él tomada.

La consolidación de esa nación como potencia merced a la afirmación de la segunda fase de la Revolución Industrial transforma a su población negra en trabajadores mal pagos, siempre menos que sus pares blancos, y afirmándose en las primeras décadas del siglo pasado formas de racismo y antisemitismo, simbolizadas en el accionar de grupos violentos como el Ku-Klux-Klan.

HACIA EL RECONOCIMIENTO DE LOS DERECHOS DE LOS NEGROS

La discriminación tiene su respuesta en la segunda posguerra mundial en la lucha por los derechos de los negros, con los liderazgos del pastor protestante Martin Luther King, que impulsaba una acción pacífica a través de boicots y huelgas, y la posibilidad de la convivencia de razas, conocida como "legalista"; y la del ministro musulmán Malcom X, con una actitud más violenta ante esa situación, conocida como "separatista", en la que solo se concebía un modelo de sociedad independiente de la raza blanca. Ambos líderes murieron asesinados en 1965 y 1968 respectivamente.

Presentada por el presidente John Fitzgerald Kennedy en 1963, y respaldada por su sucesor Lyndon Johnson un año más tarde, la Ley de Derechos Civiles prohibió la discriminación y la segregación racial. En 1965 también se promulgó la ley de derecho al voto, que les dio a los afroamericanos estadounidenses la posibilidad de ejercer sus derechos electorales.

Importantes deportistas negros tuvieron trascendencia, como el boxeador Cassius Clay, más conocido por su nombre musulmán de Mohammed Alí (1942 - 2016), campeón olímpico y mundial de peso pesado, que adhirió a la causa separatista y cuyo título ecuménico le fue retirado por negarse a defender a su país en la Guerra de Vietnam.

Los productores de Hollywood tuvieron que incluir a artistas de esa raza en sus películas y la primera gran estrella cinematográfica afroamericana fue Sidney Poitier, ganador del Oscar a mejor actor en 1963 por su papel en "Los lirios del valle".

También dirigentes políticos, como el reverendo bautista Jesse Jackson, precandidato presidencial en 1984 y 1988, cobraron relevancia nacional, lo que tuvo su culminación con la histórica elección de un presidente negro, como lo fue el demócrata Barack Obama, que gobernó el país entre 2009 y 2017.

El caso Floyd disparó reacciones en todo el globo, y así en Bristol, un puerto del suroeste de Inglaterra, una manifestación tiró al agua la estatua de Edward Colston (1636 - 1721), benefactor de la ciudad- una escuela lleva su nombre -y notorio comerciante esclavista, que llevó a Estados Unidos 80.000 esclavos desde las costas africanas, entre 1672 y 1689.

LOS ESCLAVISTAS ORIENTALES

¿Cuántos Colston tenemos por aquí? Montevideo fue puerto esclavista nombrado por la Corona Española desde 1791, y aún subsisten en Capurro los restos del antiguo "Caserío de los Negros", en el que hacían la cuarentena esos inmigrantes a la fuerza llegados a la San Felipe y Santiago de Montevideo.

En la Provincia Oriental los esclavos eran utilizados para trabajos urbanos, como el servicio doméstico, llegándo a venderse junto con los inmuebles. Era habitual leer en los escasos diarios de aquel Montevideo de los albores de la independencia avisos tales como "Se vende negra para lavar y planchar de liso".

Connotados comerciantes coloniales como Francisco Juanicó, José Batlle y Carreó (padre y abuelo de presidentes de la república); José Gestal, Cristóbal Salvañach, cuya esposa Celedonia Wich fue asesinada en 1821 por dos esclavas en lo que es hoy el Museo Casa de Rivera; y el filántropo Francisco Antonio Maciel, impulsor del nosocomio que hoy lleva su nombre, negociaron con ese tipo de "mercadería". Hoy dan nombre a vías de tránsito y hasta sitios públicos.

En su obra "Nomenclatura de Montevideo", el fallecido historiador Alfredo Castellanos lo recuerda como "filántropo y bienhechor de sus semejantes", resaltando su obra del Hospital de Caridad, levantado en 1788; y la Capilla de la Caridad, de 1796, por lo que mereció el justo título de "Padre de los Pobres".

En su faceta de comerciante, este autor menciona que fue "uno de los primeros asentistas del alumbrado público de nuestra ciudad", además de instalar sobre el Arroyo Miguelete, en el Paso Molino "el primer saladero montevideano, en donde instaló el primer molino de viento y la primera fábrica de alfarería de la ciudad".

En enero de 1807 murió defendiendo la ciudad del ataque inglés en la zona del Cardal, en donde hoy está el edificio central de la Universidad de la República. Sobre la calle Guayabos un monolito recuerda este hecho. En esta obra, que en su primera edición data de 1962, Castellanos nada dice de la condición de comerciante esclavista de Maciel.

¿Habría que cambiarle el nombre al Hospital Maciel? ¿Y a las calles que homenajean a esos empresarios? El tráfico de esclavos era una actividad legal. Cabe recordar que la Constitución de 1830 establece solo la "libertad de vientres", siendo la esclavitud abolida en el Uruguay en plena Guerra Grande, en 1842, por el Gobierno de la Defensa y en 1846 por el del Cerrito.

En Brasil fue prohibida en 1888, por lo que en el norte del territorio uruguayo de hecho la esclavitud subsistió hasta fines del siglo XIX, lo que ha sido investigado por el historiador riverense Eduardo Palermo.

En su época los empresarios de tan vil tráfico aportaron al desarrollo de la ciudad y el país, lo que no debe ser desconocido, más allá de que lucraban con una actividad económica hoy considerada infame, lo que es muy importante mencionar.

No es recomendable juzgar conductas de hace dos siglos con la mentalidad de nuestros tiempos, a riesgo de caer en anacronismos. De eso se trata el estudio y la interpretación de los hechos del pasado, hijos de una época que es menester considerar a la hora del juicio de la Historia.

ALEJANDRO GIMÉNEZ RODRÍGUEZ

Historiador, docente, comunicador,

asesor en la Dirección Nacional de Cultura del MEC

 

 

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2020-11-12T00:00:00