“La casa”, microrrelato de la escritora Lilián Hirigoyen
Lilián Hirigoyen
Contenido de la edición 04.11.2024
Enrique palideció. El roce frágil de la mano fue igual que una mariposa.
La miró apenas. Ella se apartó riendo, las mejillas rozagantes, la pollera corta mostrando las rodillas huesudas y cascoteadas, casi adolescentes.
Corrió tras ella como si pretendiera alcanzarla. Sabía de sobra que no podría, que esa risa brillante y vaporosa como el velo de una novia no le estaba destinada. Enrique siguió el juego. Atravesaron el jardín descuidado, las verjas herrumbradas, el camino desprovisto de baldosas. La casa se erguía, imponente.
Los dos se detuvieron en seco. La puerta, descascarada y sombría, parecía una mueca de asombro.
Enrique quiso demostrar su valentía. Asió el picaporte, estrangulando sus propios fantasmas y entró antes que ella. Una bocanada tibia les dio la bienvenida. Un haz de luz, con infinitas partículas de polvo, aleteaba en vuelo transparente. Los muebles desvencijados y vencidos de abandono, crujieron su desconsuelo. Enrique la tomó de la mano. Una cortina raída sacudió levemente sus hilachas desamparadas imitando, quizás, un triste saludo. Sus pasos retumbaron en el piso apolillado marcando el ritmo de una sinfonía difusa. Las ventanas cerradas, inviolables, los separaban de la luz.
Adentro, un vientre enorme parecía devorarlos.
Enrique la abrazó con fuerza. El olor a encierro le hizo cosquillas en los labios. El polvo se adhirió a su cuerpo volviéndolo pesado e irreconocible. La oscuridad le manchó la mirada. La piel brillante y fresca a su lado iluminó el luto de su pensamiento. Sin separarse, acercó su mano temblorosa hacia el cuerpo tibio que temblaba a su lado. Unos ojos asombrados y unas mejillas arreboladas lo confrontaron con espanto. Pero ya era tarde. La puerta se cerró con estrépito, dejándolos solos.
Afuera, un viento húmedo y pegajoso parecía gemir y retorcerse entre las ramas desnudas que pretendían atraparlo.
LILIÁN HIRIGOYEN
Escritora, jurado en el área Letras del Premio Morosoli,
expresidenta de la Casa de los Escritores del Uruguay
Imagen de portada: CONTRATAPA/Daniel Feldman