Conjunción, un microrrelato de la escritora Lilián Hirigoyen
Lilián Hirigoyen
Contenido de la edición 06.10.2024
El anciano volvió a reunir sus mapas donde extraños círculos simulaban esferas. Los colocó en la posición conocida y calculó por centésima vez las distancias. Al terminar, reacomodó su túnica y frunció el ceño. Acarició con sus dedos fríos la sien por donde se habían filtrado los años para echar raíces en las arrugas profundas. Se mantuvo cabizbajo. Su mente, ahíta de sabiduría ancestral retenía todos los arcanos encerrados en la alquimia. Su conocimiento sobrepasaba la cábala y penetraba en los enigmas de la naturaleza a través de los astros. El propio Hermes Trimegisto lo había iniciado. La piedra filosofal no le había sido esquiva como a los otros.
Pero su entendimiento le llevaba a comprender que el orden de las cosas estaba determinado desde que las estrellas errantes se perdían en la noche de los tiempos. Él conocía y había dedicado su vida al conocimiento supremo de la astrología. Sabía el significado de cada planeta, de cada estrella. Sabía calcular el recorrido exacto de su órbita. Había absorbido de los cometas la ley eterna del macrocosmos; del sol y la luna, los rayos penetrantes del conocimiento. Cada cuerpo celeste se correspondía con una cuota de energía. Cada tránsito de su recorrido, a un hecho especial en su vida. No había duda, hoy era el gran día. Se juntarían por primera vez todos en un solo punto del firmamento. En el punto exacto calculado por él como su gran día.
Impaciente, levantó la mirada porque ya era el momento. Sus ojos se cerraron por un segundo y al abrirlos una luz enceguecedora lo envolvió. Vio acercarse hacia él, rodeándolo en una danza circular, a unas esferas brillantes y conocidas. Lo levantaron en vilo hacia ellas y lo arrastraron a la luz sin que él pudiera resistirse. Siguió elevándose hasta que las esferas tuvieron forma de bellísimas estrellas. Entonces no percibió su cuerpo. Cuando miró hacia abajo, sin dejar de confundirse con los astros, solo distinguió un hombre anciano con una larga túnica, recostado sobre unas cartas incomprensibles.
LILIÁN HIRIGOYEN
Escritora, jurado en el área Letras del Premio Morosoli,
expresidenta de la Casa de los Escritores del Uruguay
(*) Publicado originalmente en el libro "La sombra del agua", 2000
Imagen de portada: archivo