Krzysztof Pomian: “El museo funciona como un templo de fe en el porvenir”
El Correo de la Unesco
Contenido de la edición 18.12.2024
Historiador y autor de una monumental trilogía titulada Le Musée, une histoire mondiale [El museo, una historia mundial], el franco-polaco Krzysztof Pomian sitúa el nacimiento de los museos en la Italia de finales del siglo XV. A lo largo de los siglos, los tesoros de los príncipes y los gabinetes de curiosidades se convirtieron en instituciones profanas abiertas al público cuyas colecciones constituyen un vínculo entre las generaciones pasadas y futuras.
A menudo se piensa que los museos surgieron con la Ilustración europea en el siglo XVIII, pero sus orígenes son mucho más remotos. ¿Cuándo cree que fueron creados?
Los museos surgieron a finales del siglo XV y nacieron por casualidad. Al donar una colección de antigüedades a la municipalidad de Roma, el Papa Sixto IV quiso mejorar las relaciones del Papado con la ciudad, ya que se habían deteriorado con su predecesor. La idea de un museo le era ajena. Pero una vez que las antigüedades fueron expuestas en el Palacio Municipal, pasaron a formar parte de una colección sin precedentes de objetos profanos de origen pagano pertenecientes a una entidad pública, destinada a durar indefinidamente y abierta a los visitantes. Se trataba de una celebración perpetua de la gloria de Roma. Entre las élites italianas, fascinadas por todo lo romano, aquello suscitó un deseo de imitación. Medio siglo más tarde, esta entidad pública recibió el nombre de museo, un término que antaño hacía referencia al templo de las Musas.
¿Por qué una institución como ésta surgió en Italia?
El museo nació en Italia porque la Antigüedad romana estaba presente en sus monumentos como en ninguna otra parte.Y porque el sentimiento de inferioridad del presente en relación con ese pasado glorioso y el deseo de resucitarlo estaban más extendidos y eran más intensos en Roma que en ningún otro lugar. Por tanto, cabe suponer que, si Sixto IV no hubiera tenido ese gesto, lo habría tenido otra persona. La idea del museo se reprodujo rápidamente en Venecia, Florencia y Milán, y hasta finales del siglo XVII, el museo siguió siendo una institución italiana, ya que la Europa del norte de los Alpes estaba sumida en guerras religiosas. Más adelante se extendió a los países germánicos, Gran Bretaña y Francia y, tras la Revolución Francesa, estaba presente en casi todas las capitales y grandes ciudades de Europa Occidental. El fenómeno llegó luego a Europa Central, Rusia, India y América, y su expansión mundial se inició en la segunda mitad del siglo XIX, cuando los europeos comenzaron a colonizar todos los continentes.
El museo nació en Italia porque la Antigüedad romana estaba presente en sus monumentos como en ninguna otra parte
¿En qué se diferencian los museos de los gabinetes de curiosidades o de las colecciones principescas de antaño?
La creación de museos en la Europa del Antiguo Régimen supuso la apertura al público de las colecciones principescas de arte y de los gabinetes de curiosidades, muy restringidos en su origen. Eso supuso, a largo plazo, la adaptación de la arquitectura de los edificios en los que las piezas se exponían y la manera de presentarlas, una nueva forma de clasificar las colecciones, vigilancia y la regulación de los horarios de apertura y del precio de las visitas. Todo ello obligó a los museos a dotarse de personal competente.
¿Qué rol social desempeña esta institución, que usted ha calificado de "inútil pero indispensable"?
A partir del siglo XII, las sociedades europeas dejaron de encontrar en el pasado lejano una fuente de modelos, de ejemplos y de normas. También dejaron de ver el futuro como algo determinado desde el origen. Esto sucedió lentamente, con rupturas y conflictos, y de manera desigual de un país a otro y de una época a otra. Pero hubo dos momentos en los que se intensificó este balanceo secular del centro de gravedad del tiempo del pasado hacia un futuro concebido como una obra del propio ser humano: el Renacimiento y la Ilustración. Al reunir colecciones de objetos naturales o artificiales procedentes del pasado para transmitirlos a un futuro lejano, el museo desempeña la función de un templo de fe en el porvenir. Esto es lo que le da sentido. Nació con el Renacimiento y se situó en el centro de la civilización moderna con la Ilustración, cuando las sociedades europeas dejaron de mirar al pasado para centrarse en el futuro. A la vez síntoma y vehículo de este cambio, el museo proporciona una visión de la historia y sensibiliza sobre su ubicuidad. De esta forma, podemos visitar un museo de la Prehistoria, de la Edad Media o incluso de la Segunda Guerra Mundial. Además, en la mayor parte de los museos, el itinerario se organiza en función del paso del tiempo, dentro de un marco geográfico, temático o de otra naturaleza.
A partir de mediados del siglo XIX, el número de museos comenzó a multiplicarse. ¿Cómo se explica este auge?
El aumento acelerado del número de museos a partir de mediados del siglo XIX fue el resultado de la transición de la agricultura a la industria, de la vida rural a la urbana, de una sociedad feudal a una sociedad burguesa, del analfabetismo a la escritura, de la escasez a la omnipresencia de imágenes y sonidos, de los avances de la secularización y, en general, de la rapidez de los cambios que percibimos a lo largo de una vida. Eso fue lo que llevó a conservar los vestigios de mundos desaparecidos para dárselos a conocer a las generaciones futuras.
¿Qué vínculos tienen los museos con la historia de las ciudades en las que se encuentran?
Desde el siglo XVIII, los museos son un atributo de la civilización. Ocupan un lugar central en toda ciudad que se haga respetar. Es uno de sus títulos gloriosos, atraen a visitantes del exterior y contribuyen, por su propia existencia y por los vínculos que suscitan, a la regeneración de los lazos sociales entre sus habitantes. París no sería lo que es sin el Louvre, ni Madrid sin El Prado, Múnich sin la Pinacoteca o Arlés sin el Museon Arlaten.
París no sería lo que es sin el Louvre, ni Madrid sin El Prado, Múnich sin la Pinacoteca o Arlés sin el Museon Arlaten
¿Qué relación existe entre los museos y el tiempo?
Los museos, al igual que los relojes, muestran el tiempo. Pero no se trata del mismo tipo de tiempo que reflejan los relojes: largo, cualitativo, dividido en periodos y ligado a una porción definida del espacio terrestre. El tiempo es también parte de la propia práctica museística. Los objetos de un museo provienen del pasado y deben transmitirse al porvenir en un estado lo más fiel posible, si no a su condición original, al menos en el estado en que se encontraban cuando entraron a formar parte de las colecciones. Por eso se conservan en un entorno que impide o ralentiza la acción corrosiva de los factores físicos, químicos y biológicos. Y se restauran para eliminar cualquier rastro de daño. Sin embargo, estos objetos necesitan ser expuestos aquí y ahora, lo que no siempre es compatible con las exigencias de la conservación. El arte de la conservación consiste en encontrar soluciones de compromiso entre el respeto por el pasado, las exigencias del presente y las restricciones impuestas por el futuro.
¿Qué papel desempeñan los museos en nuestra sociedad de principios del siglo XXI? ¿Cómo se explica el éxito que tienen, incluso en regiones donde no estaban bien implantados?
Las tendencias que existían desde mediados del siglo XIX se frenaron con las dos guerras mundiales y con sus secuelas, las guerras coloniales. El retorno de la paz las puso de nuevo en marcha, con mayor intensidad si se tiene en cuenta que el ritmo de los cambios se acelera y actualmente trastorna todos los aspectos de las relaciones sociales y de la vida de los individuos. De ahí el deseo de un número creciente de personas de preservar para nuestros descendientes los vestigios de lo que está desapareciendo. Aunque para ello no basta con crear nuevos museos o ampliar los que tenemos hoy.
Publicado originalmente en El Correo de la Unesco, octubre - diciembre 2024. Reproducido con autorización de los editores.
Imagen: Gabinete de curiosidades, pintado por Domenico Remps, hacia 1690. Precursores de las exposiciones de los museos, los gabinetes de curiosidades presentaban colecciones eclécticas de objetos raros y preciosos.
Photo SCALA, Florence - Courtesy of the Ministero Beni e Att. Culturali e del Turismo, Dist. GrandPalaisRmn / image Scala